CARTA DEL PADRE JOAQUÍN HERRERA

    

29 de enero de 2011

   
   Saludos desde Centroamérica para todos ustedes, en especial para los que colaboran de un modo concreto con la “Asociación Solidarios con Nicaragua”.

   En la actualidad soy el Superior Provincial de los Misioneros del Sagrado Corazón en Centroamérica. Desde 1967 estamos aportando nuestro trabajo en Nicaragua. Fuimos a ese país buscando un terreno tranquilo por si las circunstancias en Guatemala nos aconsejasen salir o no expulsasen de ese hermoso país. Pero históricamente resultó con la situación explotó violentamente antes en Nicaragua y ahí sufrimos la muerte de uno de nuestros hermanos, el P. Gaspar García Laviana, y una situación de persecución. Ciertamente no fue tan duro como en Guatemala donde nos asesinaron a cuatro sacerdotes y fuimos más perseguidos aún. Pero nada de todo eso nos llevó al desánimo sino a una mayor actitud de entrega. Y continuamos en esos países y en dos más de esta Centroamérica linda y sufrida.

   Nicaragua es uno de los países más pobres de latinoamérica. En las situaciones de pobreza extrema siempre son los niños y niñas los que más sufren, empezando por la escasez de alimentos. Somos conscientes de que la “Gloria de Dios es el Hombre” y de que una fe sin obras es una fe muerta. Por ello, desde hace años, empezamos, dentro de nuestros límites, a trabajar y crear comedores infantiles. En un principio fue la preocupación por alimentar a los infantes más necesitados. Después fuimos ampliando el campo e intentamos dar los primeros pasos de una formación escolar. Pronto una institución española de Huercal Overa (Almería), se puso a colaborar con nosotros. De esta manera hemos podido mantener el comedor “Virgen del Río” hasta el presente. Con el P. Antonio Mateos, se fortaleció esta línea y se crearon los comedores del Fortín y de Villa Sultana y Pancasán en el que posteriormente se abrió una escuela de primaria.

   Estas dos obras se han podido mantener gracias al esfuerzo de la hermana del P. Antonio Mateos, nuestra querida Chonina, y a la colaboración y espíritu de solidaridad de ustedes y de los generosos socios de la “Asociación Solidaridad con Nicaragua”. Nosotros aportamos nuestra vida, entrega, tiempo y los medios que podemos, pero sin la ayuda de ustedes sería imposible que continuaran prestando este servicio. Por desgracia sin dinero no se puede hacer gran cosa, pero el dinero en estos lugares se sabe estirar y con poco el Señor nos enseña a lograr mucho, sin muchas comodidades, con lo necesario y eso basta.

    
   Quisiera aprovechar esta carta para darles las gracias más sinceras y para susurrarles en su corazón creyente y humanitario que seguimos contando con ustedes. Con cariño y aprecio fraternal.

 
Joaquín Herrera, msc


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